lunes, 8 de septiembre de 2014

Izquierda Hegeliana

Izquierda Hegeliana
Grupo de filósofos en mayor o menor medida fieles a la filosofía hegeliana, que destacan los aspectos más críticos de su filosofía, defienden posiciones progresistas en política, la mayor independencia del poder civil frente a la religión y tesis contrarias al cristianismo.

      La filosofía dominante en Alemania en la primera mitad del siglo XIX fue la hegeliana. Tras la muerte de Hegel en 1831 un grupo de pensadores interpretó su pensamiento en clave conservadora (la “derecha hegeliana”), pero muy pronto aparecieron otros autores con propuestas muy distintas: la “izquierda hegeliana”. Este movimiento comienza con el debate sobre la religión abierto por Strauss con la publicación de su obra “La vida de Jesús” (1835): Strauss considera que el cristianismo tiene una naturaleza mitológica y su éxito se debe a factores históricos y sociales, no sobrenaturales; concluye Strauss que con el desarrollo de la humanidad el cristianismo será superado. Los jóvenes hegelianos o hegelianos de izquierda admiten ese punto de vista crítico. En esta crítica al cristianismo destacó también Feuerbach con su obra "Esencia del Cristianismo" (1841). Las tesis principales de este filósofo en contra de la religión tradicional son las siguientes:
rechaza la inmortalidad del alma y valora positivamente la percepción y el cuerpo, frente al pensamiento abstracto y al espiritualismo de la filosofía hegeliana;
la religión y la teología son antropología enmascarada: los predicados que se atribuyen a Dios se refieren propiamente al hombre, aunque la religión los traslada a un ser abstracto, imaginario; el hombre toma lo mejor de sí mismo (su inteligencia, sus sentimientos, su voluntad) y los traslada al ámbito de lo infinito, inventándose el mundo religioso; Dios no crea al hombre, el hombre crea a Dios;la religión es una forma de alienación del hombre; 
Feuerbach anticipa las ideas marxistas de la religión como alienación y como “opio del pueblo: el hombre se aliena en la religión porque, en primer lugar, el mundo trascendente, Dios, es una invención humana creada con los materiales que toma de sí mismo (particularmente de sus sentimientos), pero más aún porque ese mundo inventado se vuelve contra el hombre mismo, pues su preocupación por lo sobrenatural le resta capacidad para ocuparse del  único ámbito en donde le es posible el perfeccionamiento, el mundo de la finitud, el mundo real. Feuerbach reclama un cambio radical en la consideración y valoración de la humanidad y de la religión: antes Dios era el ser ideal que reunía en sí todas las perfecciones imaginables, ahora el depositario de la esencia y los atributos divinos es el hombre, no el individuo concreto, limitado y finito, sino la humanidad en su conjunto. Feuerbach rechaza la religión entendida al modo tradicional, pero reclama lo que algunos autores llaman “antropoteísmo”, una nueva forma de religiosidad basada en la divinización de la humanidad: el hombre es Dios para el hombre.
Marx estudia cuidadosamente el sistema hegeliano y muy pronto participa de las ideas de la izquierda hegeliana y del activismo político de algunos de sus miembros, separándose de ellos tras su radicalización política y su defensa del comunismo. Marx acepta algunas de las ideas principales de Feuerbach (la crítica a Hegel, su reivindicación de la corporeidad y de la percepción, su idea de Dios como invención humana, su tesis de la alienación religiosa), pero rechaza aspectos importantes de su filosofía:
Marx creyó que la crítica de Feuerbach a la religión era inadecuada porque este filósofo no consiguió entender cabalmente la razón última de la aparición de la religión, que para Marx es la existencia de explotación económica, de la alienación básica consecuencia de la explotación del hombre por el hombre.

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