martes, 19 de agosto de 2014

Parnasianismo, Simbolismo y Decadentismo


El parnasianismo es una escuela literaria de Francia, c. 1860, que favorece la perfección formal frente a los descuidos y al sentimentalismo excesivo del romanticismo. Los poetas de esta corriente cultivan "el arte por el arte". Su nombre viene de una revista francesa de poesí­a, Le Parnasse contemporain. Según la mitologí­a griega el Parnaso es un monte donde habitaron las musas.
Los poetas de este grupo, que incluyen a Théophile Guatier, Leconte de Lisle y Théodore de Banville, rechazaban la sociedad de su tiempo y se refugiaban en lo antiguo, lo suntuario, lo exótico y lo aristocrático. En sus versos aparecen elementos de la mitologí­a griega, los jardines franceses, las fuentes de mármol y los cisnes.
El parnasianismo influyó en el modernismo, especialmente el modernismo hispanoamericano encabezado por Rubén Darí­o. También dejó su huella en escritores españoles de la generación del 98, como Antonio Machado en su obra temprana, aunque esta generación se debe más al Simbolismo y la poesí­a de Machado es de tendencia más intimista.

el simbolismo literario fue un movimiento estético que animó a los escritores a expresar sus ideas, sentimientos y valores mediante símbolos o de manera implícita, más que a través de afirmaciones directas. Los escritores simbolistas, que rechazaron las tendencias anteriores del siglo (el romanticismo de Victor Hugo, el realismo de Gustave Flaubert o el naturalismo de Émile Zola), proclamaron que la imaginación era el modo más auténtico de interpretar la realidad. Al mismo tiempo se alejaron de las rígidas normas de la versificación y de las imágenes poéticas empleadas por sus predecesores, los poetas parnasianos. Entre los principales precursores de la poesía simbolista figuran el escritor estadounidense Edgar Allan Poe, el poeta francés Gérard de Nerval y los poetas alemanes Novalis y Hölderlin. 



El simbolismo nace en la poesía de Charles Baudelaire. Algunas de sus obras, como Las flores del mal (1857) y El spleen de París (1869) fueron tachadas de decadentes por sus contemporáneos. Stéphane Mallarmé se encargó de difundir el movimiento a través de su salón literario y su poesía, como se pone de manifiesto en La siesta de un fauno (1876). Sus ensayos en prosa, Divagaciones (1897) constituyen una de las principales aportaciones teóricas a la estética simbolista. Otras obras fundamentales de este movimiento fueron las Romanzas sin palabras (1874) de Paul Verlaine y El barco ebrio (1871) y Una temporada en los infiernos (1873) de Arthur Rimbaud. 



El simbolismo sobrevivió hasta bien entrada la década de 1890 en las obras de poetas franceses como Jules Laforgue y Paul Valéry, así como en la obra del escritor y crítico Rémy de Gourmont. Peleas y Melisanda, del dramaturgo belga Maurice Maeterlinck, es una de las pocas obras de teatro simbolistas. El simbolismo se difundió por todo el mundo; su influencia fue especialmente notable en Rusia, donde cabe destacar la obra del poeta Alexander Blok, y tuvo un gran impacto en la literatura del siglo XX. En el área española influyó en la poesía de Ruben Darío, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez. 

El Decadentismo es una corriente artística, filosófica y, principalmente, literaria que tuvo su origen en Francia en las dos últimas décadas del siglo XIX y se desarrolló por casi toda Europa y algunos países de América. La denominación de decadentismo surgió como un término despectivo e irónico empleado por la crítica académica, sin embargo, la definición fue adoptada por aquellos a quienes iba destinada.


El decadentismo fue el reflejo artístico de la transición de la economía basada en la libre concurrencia a la economía de las grandes concentraciones financieras e industriales que se manifestó en un estancamiento económico que daría lugar a la renovación del sistema productivo, a la represión de las masas populares y la preocupación por las cuestiones de tipo social.


Así como el Romanticismo, el Realismo y el Naturalismo obedecen a una lógica y a una necesidad histórico cultural, el Decadentismo responde a una manera de sentir finisecular, cuando el conocimiento del alma humana también había agotado todas sus posibilidades de comprender su existencia y sus extrañas desviaciones. 

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